viernes, 25 de octubre de 2013

CAMINANDO EN SUEÑOS CON ZAPATOS AJENOS.



Generalmente me ocurre de noche. Si hay luna llena aumentan la posibilidades. Repentinamente me asaltan tus temores. No te conozco de nada. Y sin embargo a veces tu soledad se suelda a mis pulmones. No te he visto en mi vida y hay duermevelas en que, sin ton ni son, vivo intensamente tus problemas y me agobian tus miedos. Los siento míos. De golpe, se proyectan en mi lóbulo frontal como si yo fuese actor y parte de una película de hiperrealismo italiano. Sudo el pijama del Insalud en tus duras noches de hospital escuchando el frus-frus de la muerte que se acerca en pantuflas. Me afeito, apurando al máximo y me calzo la corbata -que apenas me permite tragar saliva-, con la certeza de que no servirá de nada, antes de ir al banco a tratar de refinanciar por enésima vez tus deudas axfisiantes. Siento ese vacío infinito en el pecho que te ha dejado tu penúltimo desamor. Y Lloro: Lloro desconsoladamente. Lloro hasta secarme la médula espinal. Pero es un esfuerzo vano.No, no vale la pena intentarlo. No te dirime de la culpa ni te mitiga el sufrimiento. Desearía no experimentarlo más. Pero no se trata de una cuestión de voluntad. Tú no me lo has pedido y yo no lo deseo, pero a día de hoy no sé como evitarlo.

1 comentario:

D.F. dijo...

Contienda mental y sentimental hay, pues...