Lunestrecedediciembredemilnovecientosnoventaynueve.
Mañana hace quince años. Quince años y parecen quince días. Quince años y parecen quince siglos.
Quince años sabiendo que nada nunca volverá a ser lo que fue, lo que nunca debería haber dejado de ser.
Quince años sin verte, sin oírte. Quince años sin que me acaricies el pelo. Quince años sin fumarnos un pitillo juntos. Quince años sin discutirte todo hasta sacarte de quicio. Quince años sin que me llames por teléfono a la oficina. Quince años sin que me despiertes de la siesta. Quince años sin que me pongas en mi sitio. Quince años sin que me ayudes a quitarle importancia a las cosas que no las tienen. Quince años sin despertarte a las tres de la mañana para contarte mis batallitas. Quince años sin verte jugar a la maquinita con el cigarro entre los dedos. Quince años sin tus chaladuras calculadas.
Quince años con un insondable agujero negro en el pecho. Quince años y la mayoría del tiempo no te extraño, pero aprovecho la menor excusa para hablar de ti. Quince años y casi no recuerdo tu cara, salvo las noches que sueño que vuelves. Que vuelves malita y que no sabes que te vas a morir y que sigues fumando y la angustIa me devora de dentro a fuera, porque no sé si es verdad, si es o no es un sueño, si ya estás curada, si te vas a morir otra vez...
Quince años sin memoria. Quince años de puta supervivencia.
Quince años a la deriva y a la vez y como expresión máxima de mis contradicciones, los mejores quince años de mi vida.
A veces dudo que alguna vez hayas existido.
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