Los Benditos profes. ¿Quién no recuerda algún profe o "profa", maestro o maestra que le haya marcado, o incluso cambiado, la vida?.
Hay profes de todos los tipos y colores. Para todos los gustos. Los hay a los que les han esculpido el "Don" en la frente, me vienen a la cabeza Don Nicanor, Don Emilio, Don Luis... otros sin embargo de lo que no pueden librarse es del artículo "LA Rosa", "EL Tomás" y "EL Fulgencio" por ejemplo, y el grupo menos afortunado carga con el san benito del bendito mote: "el bucéfalo", "el tito", "el butano", "el zombi", "el canuto"...
A lo largo de mi vida de escuela, instituto y universidad me he topado con profes realmente buenos, muy buenos a los que recuerdo con muchísimo cariño como el caso de Don Emilio, el Buce, el Andrés ( su velocidad endiablada y sus problemas de juguete) o Begoña de Turismo y también con algún que otro pellejo/a cabrón(a) que por elegancia voy a ignorar aquí.
Casi todos también nos hemos sentido atraídos o incluso enamoriscados en alguna ocasión de la profe. Empecé en párvulos en Madrid, no recuerdo su nombre, no era profe era "señorita" y su olor y su sonrisa me volvían loco. Luego en EGB la cosa estaba jodida porque en el Liceo casi sólo había "hermanos" y las pocas profes féminas que había, me imagino que por su afán en "adaptarse al medio" terminaban pareciendo más hermanos que los propios Maristas. Ya en BUP en el insti, me enamoré locamente de la Rosa. No me sacaba mas de veinte o veinticinco años y me pasé casi tres cursos tirándole los tejos sin parar (en una excursión a Valladolid, llegué incluso a proponerle que nos despistásemos del grupo y que me invitase a un café) ¡lo que tuvo que reírse aquella mujer!. (Si alguno de los "elegidos" que leéis este blog la conoce que le de por favor un beso enorme de mi parte). Al final en Turismo estaba María Ángeles que a pesar de ser talludita tenía su punto. No te enamoraba pero te ponía.
Siempre he creído que un buen profesor, además de conseguir que te interese su asignatura y saber transmitirte conocimientos, te enseña muchas otras cosas que no tienen nada que ver con su materia.
Fuera de lo que han sido los "estudios reglados", también he tenido suerte de conocer a profesores realmente buenos. Manolín el de inglés (ILIMA) es un caso excepcional. Un fuera de serie. Me enseño en tres meses más inglés del que había sido capaz de aprender en cuatro años y me ayudo a conseguir un sobresaliente que ya no perdí hasta terminar Turismo. Como buen profe que es, además de inglés me enseño otro montón de cosas, y de vez en cuando tomando un cafelito sigue (sin pretenderlo) enseñándome.
Creo sinceramente que es muy recomendable tener siempre algún profe o algún maestro "en activo" en nuestra vida (puede ser el profe de pintura, el de violín, el de yoga, el de informática...) porque nos ayuda a tomar conciencia de que siempre necesitamos seguir aprendiendo, que el proceso del conocimiento no acaba nunca, que si la curiosidad termina la muerte lo tiene mucho más fácil.
A mis cuarenta y un años, mis profes actuales (sean de lo que sean y tengan la edad que tengan -algunos incluso jovenzuelos-) me hacen sentir hacía ellos una sensación de respeto que me hace más persona. Es un sentimiento muy agradable que tal vez tenga que ver con el reconocer y asumir que por muchos años que pasen nadie sabe todo y siempre hay alguien que nos puede enseñar cosas que ignorábamos justo hasta ese momento.
Y por no enrollarme más, cito el famoso proverbio:
"Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro".
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1 comentario:
Gracias koky
por enseñarnos todos los días algo y ya sabes.. si tienes el teléfono de alguna de ellas.. aun tendran su punch
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