viernes, 15 de enero de 2010

EL PODER DE LA PALABRA

Dicen que en un tiempo fueron sagradas, expresaron sentimientos y sirvieron de soporte físico a las ideas, pero que ahora se han prostituido, están demasiado manidas y sobadas y han perdido todo valor, que hay que obviarlas, arrinconarlas y dejar hablar solo al corazón. Coincido en parte. Hay días que argumentaría apasionadamente por defender esta idea de la inutilidad de las palabras. Pero no es hoy uno de esos días. Hoy, hace escasos quince minutos, he sido testigo del mágico poder de las palabras. Uniendo palabras y corazón los resultados pueden admirar al mas pintado. Me ha admirado ser testigo -y parte-, de como lo que podía suponerme una preocupación (sobre todo porque la falta de sueño modifica mi carácter hasta casi no llegar a reconocerme ni yo mismo) se ha desvanecido con tan solo un par de minutos de charla a pie de escalera, sobre felpudo. Los que hasta hoy veía como una horda de bárbaros han pasado por arte de un abracadabra a ser unos chavales bien majillos, vecinos agradables cuya única "falta" es ser aun demasiado jóvenes.
Ahora bien... dependerá de como me dejen dormir esta noche, para que mantenga o no, mi fe en el hoy alabado dialogo.

.

2 comentarios:

Atapuerques dijo...

No me digas que te han engatusado los testigos de Jehová...
En realidad los humanos es lo único que tenemos, la palabra. Fíjate bien.La palabra es el hombre. Yo soy incapaz de prometer algo y no cumplirlo, aunque hay quien suelta las palabras y luego se las lleva el viento, y sí quiero señalar.

Teresa dijo...

:D :D
es el tira y afloja de la comunidad. hoy por ti mañana por mí (todo dentro de unos límites)