martes, 15 de septiembre de 2009

20 de abril del 90

¿Cómo te va la vida Koky? Espero que todo vaya bien. No esperarias esto, ¿verdad?: una carta con su sobre, su sello y matasellos, su remitente... Una carta en toda regla, una carta de las de antes. No me extraña, entre los mensajes de texto, el out look y el hotmail y los servicios de mensajería instantánea ya nadie las escribe. La última la debieron enviar los Celtas Cortos allá por la primavera del 90. Y es una pena. Nos hemos privado de uno de los grandes placeres del hombre alfabetizado: volcar todas sus esperanzas, odios, sueños, reproches, anhelos... en una cuartilla, y dependiendo de su contenido doblarla con mimo, o hacerle cuatro pliegues enérgicos, meterla en en sobre, dejar a los señores de las Vespas amarillas hacer su trabajo y esperar paciente o ansioso, esperanzado o temeroso, comprobando el buzón al llegar de clase o del trabajo. Que diferentes aquellos buzones que al abrirlos nos ofrecían amores, problemas, confidencias, ideas... con letras grandes, pequeñas, claras, embarulladas, minúsculas, mayúsculas (que sin leerlas, solo con observarlas ya nos daban una idea del autor y del motivo de la misiva), que distintos esos buzones, digo, de los que hoy en día sólo escupen asépticas y frías notificaciones (que no cartas) de bancos o compañías de seguros. Y por eso, porque quería evocar esa maravillosa sensación de coger un folio virgen, elegir cuidadosamente el comienzo, y deleitarme en el placer físico de deslizar el boli por la hoja, y contarte las cosas que en este instante me parece importante decirte. Por eso te escribo esta carta. ¿Por qué a ti? porque he estado pensando a quién podría mandarle a estas alturas una carta sin que me tomase por loco y sin que mi mujer sospechase que me he echado una novieta o que me he metido en algún lío y solo se me ocurre enviártela a ti. Y tú que eres un romántico, o en el peor de los casos un nostálgico, sabrás entenderme, ¿no?. (Además tengo una agenda llena de números de teléfonos fijos y moviles y de e-mails, pero señas postales, yo creo que ya no tengo anotada ni una). Pues eso, para ser la primera (espero que de una larga lista) ya esta bien. Así que la firmo (¡que gozada firmarla!), y al buzón (no estoy seguro de que sigan siendo esas tronquilargas setas amarillas...). Y encima hoy en día, ya no es necesario chupetear el sello y la pega del sobre: date por jodido que tendrás una carta mía a la semana. Espero no aburrirte, ni matar al cartero del susto.

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2 comentarios:

Teresa dijo...

vas a eslomar al cartero con tanta correspondencia...

¡es curioso! vengo de correos y no veas lo que me ha costado escribir la dirección del sobre... he pensado en el teclado del ordenador, con lo fácil que resulta ahí. en un pis pas, seis letras forman una palabra.

el romanticismo se nos muere y cambia su aspecto por una voz metálica.

Anónimo dijo...

Buenos días, KOKYCID:

¡Qué estupenda sorpresa una carta en el buzón!.
Ya vemos que estás bien. Nos alegramos, y esperamos nuevas noticias.
Recuerdos a tu señora. Sigue portándote "bien", y nunca tendrá motivos para desconfiar de ti.

Saludos. Gelu