lunes, 9 de junio de 2014

INTERPRETACION Y REALIDAD

Sin observador no hay nada. Lo sabemos: el observador es importante. Pero no tanto...
Interpretación es la palabra clave. Interpretación.
La realidad, nuestra realidad, la personal, la propia depende exclusivamente de la interpretación.
Un hecho como tal, objetivo, aséptico sin espectador que lo procese y lo interprete en uno u otro sentido, no es nada, no es real, es solo un hecho.
 La realidad ha de ser observada y sobre todo interpretada.
El sujeto A dice una frase. Corta clara y concisa. La frase la escuchan tres personas. Inmediatamente se crean cuatro realidades (si no son más). De ahí viene la opción de la múltiple realidad, que puede llegar a ser incluso la infinita posibilidades de realidades simultaneas.
Pero hasta la realidad material, la realidad común a todos, el tapete y las reglas de juego a las que todos estamos sujetos, depende en su totalidad de la interpretación personal de cada jugador.
Cuantas versiones (ninguna más o menos ciertas que las demás) convivieron ayer en la comida de encuentro de los ex-alumnos del Liceo Castilla de hace 25 años. Había tantos Mungias, tantas Lauras, tantos Germanes o tantos Vidales como gente los recordaba, observaba o comentaba a los citados.
Cada cual teníamos nuestra percepción del resto, y nuestras vivencias, siendo comunes, distaban kilómetros unas de otras, todo ello dependiendo únicamente de la interpretación.
Así que esta claro: ante el mismo hecho objetivo uno se ríe y otro llora, en función a la interpretación que cada uno le asigna a esa realidad. Y esa interpretación va a fluctuar según sean las experiencias previas, los prejuicios, el carácter, al estado físico y otro sin fin de variables predecibles pero inabarcables.
Conclusión: hay que repetirlo antes de que pasen otros 25 años.

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