viernes, 31 de enero de 2014

DEL USTED AL TUTEO, DEL TUTEO AL USTED (Y AL REVES)

En mi casa y en el colegio me enseñaron desde muy pequeño a tratar de usted a los mayores (es muy discutible el rango de edades que abarcaban a los que yo entonces consideraba "mayores"). Era una prueba de buena educación, pero sobre todo de respeto hacia aquellos que te ganaban en "edad, dignidad o gobierno". Asi lo hice pues toda mi infancia y adolescencia. A los veinte años comencé a trabajar cara al público, lo que no hizo más que reforzar este hábito. Pero los años fueron pasando (no saben hacer otra cosa estos conglomerados de días y semanas) y a la vejez viruela: a eso de los treinta y tantos me dió por empezar a tutear a los clientes. Me dí cuenta que era más cercano, mas distendido, me costaba menos, se fiaban más de mi y simpatizábamos más. Así que reservé la tan correcta forma del "usted" para determinadas y muy contadas ocasiones en las que quería o me veía obligado a marcar una gélida e infinita distancia entre mi entrañable ser, y el despótico o insoportable cliente que se sienta enfrente de este santo personaje que soy yo. Siguieron los años pasando (ya dije que no saben estarse quietos estos atajos anudados de quincenas y meses) y zas: otro cambio en el sentido del tratamiento. Todo empezó escuchando algunos conciertos en directo de Bunbury en los que se dirigía de una manera muy ceremoniosa al respetable (respetable formado por un alto porcentaje de colocados y poco "respetables" ciudadanos). Me gustó. Me gustó la idea. Me gustó el tono. Me gustó la forma. Me gustó el fondo. Y luego ayer en un grupo de facebook veo como se dirigen unos a otros (amigos y más o menos conocidos todos) con unos elegantes y cortéses "sea Usted bienvenido", "le agradezco a Usted la invitación para unirme al grupo", "no podíamos prescindir de Su valiosísima opinión"... Lo que ya definitivamente me ha hecho decantarme otra vez por el empleo formal del "Usted": Pero empezaré esta vez a usarlo solo ya con los parientes queridos (hasta de segundo grado, tanto ascendente como descendente), los buenos amigos y las personas a las que por su simpatía, valía o sapiencia estime seriamente. ¡Estan por tanto, todos Ustedes avisados.!

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