Vendrán tiempos peores. No es ser agorero, pero se que tarde o temprano vendrán tiempos peores. Por mucho que siempre diga a modo de conjuro: "¡Y mañana aún mejor!", por todos es sabido que nada es para siempre y que ni hay dicha eterna, ni mal que cien años dure, ni cuerpo serrano que lo aguante.
El verano puede alargarse y llegar a juntarse con el veranillo de San Martín, pero al final el invierno nos alcanza. Sí o sí. Es el ciclo natural, lógico y necesario de la Vida. Mientras tanto, (que si llegan que si no esas heladas), aquí estamos, y aquí me las den todas.
Para ese futuro incierto, solo espero saber encajar los golpes, calibrar con objetividad la intensidad de los sopapos y mantener la postura más o menos digna hasta que pase la tormenta.
Adaptación puede que sea la palabra clave. Adaptarse a cada lugar, a cada circunstancia, a cada experiencia vital es quizás uno de los factores más importantes si andamos correteando al rededor de la felicidad. "Bi güatar mai fren!"
A ver si cuando lleguen esas rachas menos propicias, me acuerdo de releer esto y me sirve de "guía del usuario".
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1 comentario:
Los toros se torean como vienen, no se les dice como deben atacar, aunque se les supone...
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