Llevo un tiempo con el blog abandonado. Cuando uno no escribe, no es porque no tenga sobre qué (siempre pasan cosas dignas de ser comentadas), es más bien porque no tiene tiempo, o no tiene ganas, o no tiene ni tiempo ni ganas. Esto último creo que es lo que me ha pasado a mi ultimamente.
Me he descolgado un poco del universo virtual (sobre manera del mundo de los blogs. No visito ya ninguno, más que de ciento en viento, y eso que una de las últimas entradas que leí era una que me hizo mucha ilusión). He fondeado con cadena corta y ancla gigantesca en el mundo físico.
En este lapsus me han devorado las chinches (aquí con el artículo femenino, al revés que ocurre con el mar, quiero imprimirles un carácter aún más sanguinario), digo que me han devorado y es literal. Por una serie de casualidades enlazadas, sumadas a un tonto error mío, he palmado en la oficina casi seis mil euros (y palmar, no significa "dejar de ganar", si no perder). Me he echado las mejores siestas de toda mi vida, con la cabecita sudorosa de Bruno apoyada en mi pecho y acompasando los dos las respiraciones. He conocido a un hombre que esta seguro de que la segunda venida de Jesucristo ocurrirá de aquí a cinco años y quiere que lo sepamos; yo le he dicho que no lo creo, pero qué el mero hecho de que él intente avisar al resto aún a costa de que se burlen de él y le llamen chalado ya es loable (además me prometió rezar por mí todos los días, y una oración diaria por uno, es algo a agradecer muy seriamente). He estado unos días de vacaciones y me he puesto doblado a bonito (y eso que decían que este año había habido poca captura). Me he peleado y me he reconciliado con mi mujer más de lo habitual. Me he tomado muchas cervecitas en muchas terrazas de Burgos y he topado con camareros alegres y eficientes y con auténticas almas en pena que mejor se quedaban en casa a esperar su hora en vez de ocultar sus miseras vidas detrás de una bandeja. He corrido con bastante frecuencia y con bastante buen ritmo, sin lesiones inoportunas y coñazos. Me he enterado de que una de las mejores personas que conozco va a ser papá (y será, seguro, un gran papá). He charlado con gente que es inspiradora y ni tan siquiera lo sabe... En definitiva: he pasado el verano asi, casi de golpe y ahora, en nada, antes de darme cuenta, se me echará encima el otoño con su inseparable sensación de nostalgia (seguramente entonces necesite escribir con más frecuencia).
3 comentarios:
Pues no esta nada mal, para un verano. Uno escribe cuando le da la gana y lo deja cuando quiere... faltaría más...Un saludo y me alegro de verte...
Yo también me alegro de leerte KOKY...algunas vivimos condenadas a galeras con el PC, ante lo cual, descolgarse de este mundo es más difícil, sobre todo cuando como en mi caso... los blogs son mi patio del recreo entre documento y rollazo y rollazo que me cae en vivo y en directo o por cualquier otro medio:-)
Te ha dado mucho de sí el verano, has tenido de todo y eso es bueno... si el otoño, te acerca otra vez por aquí, bienvenido sea:-)
Un besito, para ti y para tu pequeñajo... en nada saldrá a correr contigo, ya lo verás... ¡¡hale Bruno, come mucho y hazte grande!!;-)
deberías lanzarte a escribir
deberías presentarme a ese hombre
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