lunes, 24 de enero de 2011

CARTA DE DOÑA ADELINA A DON AMARO.

Apreciado Don Amaro:
No puede usted ni imaginarse cuantas veces he estado tentada de escribirle esta carta, y si no esta, alguna muy similar. Usted sabe bien que yo no soy muy de hablar y que las palabras se me embrollan en la cabeza antes de salir por la boca formando la mitad de las veces estropicios de los que después me resulta harto difícil escapar sana y salva. Por eso no quisiera extenderme demasiado, por miedo a meter la pata -aún más si cabe-, y si soy capaz quisiera ir directamente al grano.
De todas formas, me pregunto yo a mi misma, si de verdad es necesaria esta carta, si no estan las cosas más que claras. Son ya casi veinte años viéndonos todos los Sábados por la tarde, los Domingos por la mañana y algún que otro laborable al buen tun-tun, según las necesidades de la Parroquia o de mi Alma pecadora. ¿Qué le voy a contar yo que Usted no sepa a estas alturas, con una o dos confesiones semanales en las que le aburro con mis dimes y diretes...?.
Hoy no se trata de una duda de fe, que va, si fuese así de sencillo me daba un paseo hasta la Sacristía o hasta el Circulo de la Unión (que a estas horas seguro esta Usted echando su chinchorro), esperaba a que Usted saliese y paseando de vuelta a casa, seguro que me aclaraba esta mente embarullada que Dios me ha dado. Pero como le digo, esta vez se trata de un asunto de otra naturaleza, me atrevería a decir incluso, que se trata de un tema más serio, de mayor importancia.
Y como le decía que no me voy a andar por las ramas, que bastante me cuesta ya arrancarme a hablar como para intentar hacerlo bonito, me meto en harina de una vez:
El caso es que de unos días a esta parte, me siento confundida y atormentada, porque empiezo a sentir una serie de cosas dentro de mí y a pensar una serie de despropósitos, que llegan a asustarme. No por miedo a pecar, que eso a estas alturas (aunque suene blasfemo) poco me importa ya. Me viene ahora de golpe a la cabecita, que qué vergüenza, que estará la carta llena de faltas y de palabras sin concordancia alguna, que estará Usted pensando que de que me ha valido a mi tanta escuela y tanta lectura de las Sagradas Escrituras, pero le aviso desde ya mismo que no pienso no sólo corregirla, sino ni tan siquiera releerla, porque si lo hiciese seguramente no me atreviese a echarla al buzón.
¡Pues ya está, ya me he desahogado!. Ya lo sabe Usted. Ya me he sincerado. ¡Lo mío me ha costado!. Sea cual sea su postura en el tema, le ruego (se que no hace falta que yo se lo diga, que Usted es de caracter prudente por su natural y por su condición de sacerdote, pero me quedo más tranquila diciéndoselo), le ruego, le decía, sea prudente y no me juzgue con demasiada dureza.
Ha sido aún más difícil de lo que me imaginaba, pero esta angustia me oprime el pecho(sobre todo por las noches) y no me deja vivir, ahora espero ya la cosa sea otra.
Entenderá Usted que siendo como yo soy, tan torpe, no sepa como terminar esta misiva, si casi ni siquiera he sabido como desarrollarla. No lo tenga en cuenta ni piense que es por falta de afecto, es más bien por mi espíritu mojigato.
Suya:
Adelina.

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6 comentarios:

D.F. dijo...

Se ha desahogado Doña Adelina, que tanta pasion y fuego uterino no se pueden aguantar...¡¡¡hombre!!!

Atapuerques dijo...

Si es que nuestros curas ya no son tan puteros como antes. ¿Será la edad? ¿El ABC? O ¿este frio que nos cala hasta los huesos?
¡¡Señor!!
Me he santiguado y persignado.

Álvaro Tilo dijo...

De vez en cuando hasta a Dª Adelina le pueden ocurrir estas bellas, sanas e incontroladas cosas.

Porque... ¿qué sería de nosotros sin ellas?

Un cordial saludo

Anónimo dijo...

Se ve que con los nervios, se le olvidó decirle al cura el porque de la carta. Me imagino que estaba enamorada de él desde hace años, pero al escribirle se lía ella sola y al final ni se lo dice ni nada. ¿Acierto?

KOKYCID dijo...

Anónimo: yo no lo hubiera dicho mejor. La pobre Adelina se arma de valor y decide finalmente declararle su amor al cura,pero como se "embrolla" se le olvida el meollo de la carta y no se lo deja del todo claro. Eso sí: como no la relee antes de echarla al buzón, ella cree que se ha declarado formalmente. Habrá que verla el Domingo en misa, toda guapa y toda nerviosita...¡la pobre!.

María dijo...

¿Sabes KOKY?

Al menos para mi, no hubiera hecho falta tu aclaración, porque yo podría ser perfectamente Dña ADELINA jajaja somos de un natural tan embarullado, que después de una perorata tan inmisericorde, creyendo haber dicho algo, después de un rollo inmenso, no decimos nunca nada jajaja y lo peor ¡¡no veas lo mal que se pasa!! ¡¡ay, pobrecita mía, cómo la comprendo!! jajaja

Lo más gracioso, es que según iba leyendo tu( su) carta no veas cómo estaba de intrigada jajaja...

Si el tal Don AMARO, es un poco cortito, encima, se ha quedado in albis :-)

Mu bien, debo reconocer que conoces a la perfección la mente de algunas humanas:)))


Muchos besos KOKY


PD
Si tienes un minuto, lee por favor lo que te dejé en mi casa ¿me harás ese favor? Thanks :-)