lunes, 19 de abril de 2010

ENVIDIA


- ¿Si...?
- ¿Que pasa chiquitilla, como estas?
- Bien, cerca de Lerma ya.

Su voz, ya de mujer, humedecida por el llanto de todo un día de despedidas, se impone a la algarabía del autobús y se le escapa algún que otro gorgorito.

- Que envidia me das: quince años y una semana de intercambio en Italia.
- ¿Envidia...? ¡, envidia...! Si supieses como estoy...
- Lo sé. O creo saberlo. Más bien lo recuerdo.
- Ha sido un viaje tan mágico...
- Date cuenta que hasta hace tan sólo diez días, el campamento de verano había sido tu mejor escapada, y ahora ya no te parece tan especial, ¿no?. Te quedan mil viajes maravillosos por hacer. ¡Acabas de empezar!.
- Este sí que ha sido especial... ¡Ha sido lo mejor!.

Las lágrimas le ahogan la voz. Algo, que después de más de doce horas de traslados, tiempos muertos de aeropuerto, retrasos, vuelos, y autobuses sólo le puede ocurrir a un corazón todavía sin desembalar.

- Eran todos tan majos...
- Y alguno además de majo era muy guapo, ¿eh?.
- ¡Que tonto eres...!
- Disfruta de tu nostalgía, sacale elmáximo partido a tu pena. Saborea lo que sientes. ¿No te ves muchísimo más viva hoy que hace diez días?. Es maravilloso sentir hondo, con esa intensidad. ¡Lo que daría yo por palpitar así!.
- Si tu lo dices...

No quiere hablar, pero a la vez esta loca por contar, es su manera de mantener entre sus dedos el hilo que la conecta con el país de los espagetis. No quiere que se desvanezcan las sensaciones, desea mantenerlas delante de sus ojos para siempre. Volver atrás, solo unas horas, un día...

- Regodeate en tu tristeza, nunca tendrás otra más hermosa.
- Ya... ¡ay!
- Bueno canalla, te dejo con tus lágrimas. Cuando llegues a casa, metete en la cama y llora. Llora hasta reventar. No pares. No se te ocurra dormir.
- Si ya no tengo lágrimas...
- Pues llora en seco. ¿Preferirías no haberlo vivido y así no tener que sufrir ahora?.
- Que fácil lo pones. ¿No te das cuenta que no lo volveré a ver...?
- Nunca se sabe, nunca se sabe...

Me encantaría hablar con ella durante horas. Así yo también mantendría entre mis dedos un hilo imaginario, el que me uniría a la prehistoria: a mi adolescencia.

- Un besito, ya hablamos mañana.
- Vale...(hipido..., suspiro..., otro hipido...) Chao...(más hipidos).


Me muero de envidia..., pero ella no se lo cree. (¡Gigantesco suspiro!).

.

3 comentarios:

Teresa dijo...

El país de los sueños también se agota, luego hay que trabajar.

Bendita juventud

Álvaro Tilo dijo...

Y... al final del todo; los sueños que afortundamente nunca nos abandonan.

Merecería que se cumplieran todos ellos y que las lágrimas, tan necesarias, dieran paso a la sonrisas para poder seguir soñando más y más.

Bonito relato, Koky.

Un abrazo.

María dijo...

¡¡Ay, KOKI y luego dices!!

Eres un amor ( es que vengo de abajo y sigo dándote mimos para que te los creas) ;-)

No en serio ¡¡qué razón tienes!!
Lo importante en esta vida es sentir cosas...
a veces toca reír, otras recordar lo muchísimo que disfrutamos mientras lo hacíamos, llorar por lo perdido o relamernos de gusto por lo que hemos vivido, sentir KOKI, ese es el asunto...
Esta niña, está triste, porque dejó un pedacito de su corazón lejos, mientras lo sienta allá le dolerá, pero hasta sentir ese dolor, es bueno.
Lo pero, es no sentir nada, eso es morirse.


Muchos besos campeón.