lunes, 18 de enero de 2010

UNA DE TAXISTAS

La noche era esplendida, perfecta para pasear. Nada justificaba ese gesto involuntario de levantar el brazo y parar aquel taxi. Como ya no podía hacer otra cosa, abrió la puerta y diciendo un apresurado y casi inauidible "buenas noches" se arrellano en el asiento trasero.

- ¿ A donde?

- Castellana 142, por favor

- ¿Perdón...?

- Castellana. Al 142. A la altura del Bernabeu

Fue en ese preciso momento cuando se percató de lo absurdo de la situación: ni estaba en Madrid, ni nadie lo estaba esperando en ningún sitio, ni probablemente llevaba encima suficiente dinero en metálico como para poder pagar al taxista. Debía volver a tratarse de una jugada de su inconsciente.

- Olvidelo, ¿sabe usted de algún buen restaurante?

- Puede que si y puede que no. ¿Como se yo que no trabaja usted para el Grupo?.

- No lo puede saber. Casi ni yo mismo lo sé. Creo que con mi memoria anterior se llevaron también buena parte de las capacidades de mi postmemoria... Juraría que soy consejero de economía familiar y que no soy empleado del Grupo, pero ahora mismo no tengo la mente excesivamente clara.

- Total... que más dará quién sea ni a que se dedique. Hasta el gorro estoy de esta calma chicha. ¿Si le llevo a un restaurante de los de antes, y encima barato, me invitará a acompañarle? Por supuesto que la carrera correría de mi cuenta...

- De todas formas, me parece que no me atrevería a comerme un pescado o un filete sin compañía.

Circularon por la Avenida Principal durante más de media hora, tomaron uno de las vías de salida y llegaron a unos de los barrios satélites itinerantes. La señal del sistema de posicionamiento emitía parpadeos luminosos a intervalos cada vez más cortos, dando a conocer que el barrio estaba a punto de cambiar nuevamente su posición dentro del mapa de la ciudad.
Los tramites para acceder al local les llevaron otros diez minutos. Así que cuando se sentaron en una de las mesas del piso superior pasaban ya de las once. La sala estaba perfectamente decorada según las últimas tendencias, bien iluminada y bastante más limpia de lo que exigían los reglamentos urbanos. Comieron en silencio, deleitándose con cada bocado de caza y cada sorbo de vino. Fue durante los cafés cuando el taxista se identifico como Subgendarme del Grupo y le notifico que una vez que el barrio se posicionase en sus nuevas coordenadas semanales, debería llevárselo a comprobar la resintonización de su postmemoría ya que no cabía ninguna duda de que algo no funcionaba correctamente.

- ¡Algo no funcionará como debe, pero tu cabrón bien que te has zampado el jabalí!. Y de eso te juro que no me olvidaré.

No supo si lo dijo o tan sólo lo visualizo en su consciente verbal.


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5 comentarios:

Atapuerques dijo...

Ajá; Te pillé. Estás abducido. Tú, cohabitas con Bipolar¡¡¡

Teresa dijo...

JAJAJA Atapuerqués que te zumbo.

A mí esto me parece algo así como Matrix muy reloaded.

No sé, la vida de matrimonio a veces es así de solitaria

KOKYCID dijo...

Zumbale, zumbale,Bipo.Jajajaja. No he visto Matrix, pero la verdad es que esta inspirado en el último de Murakami. Me habeis pillao

Teresa dijo...

¿El último de Murakami? No lo conozco, iré al gugle. No sé si te pasa a ti. Me actualiza fatal blogger, he visto tu entrada en facebook. Creo que allí tampoco se publicó mi comentario en tu enlace.
Sigue escribiendo Koky. Ánimo.

Por cierto que Matrix está genial, las tres entregas. Ahora que si conoces el argumento... Aunque es como nuestra querida "Regreso al Futuro". Siemmpre apetece.

pablo miguel simón dijo...

Estupendo relato, produce desasosiego porque esa realidad casi se ve venir y está muy bien ejecutado. Mis felicitaciones.