
Desde hace tres noches a las once en punto empieza la función. Comenzamos con algo flojillo para ir entrando en materia: arrastre de sillas a patadas. Continuamos caldeando el ambiente con una interminable ducha de las doce y media hasta eso de la una y cuarto, momento álgido de la noche, ya con el público en el bolsillo, en la que da comienzo el numerito estelar en la pista central: arrastrar todos los muebles de la casa en la búsqueda del espacio luminoso, confortable, diáfano y perfecto al que todos aspiramos gracias a los catálogos de IKEA, y que no logramos establecer hasta eso de las seis y media o siete de la mañana. Fin de espectáculo: " Señores y señoras, buenos días, gracias por confiar en el Circo Vikingo y recuerden: les esperamos mañana a la misma hora, ¡ no nos falten...!".
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2 comentarios:
:D :D :D
no sé me ocurre qué puedes hacer con esta plaga. mucha mucha policía...
(quizás no son punkys sino cuatro funcionarios aburridos de poner sellos)
por cierto, anoche dijo Pablo Motos, que cualquier canción de los payasos de la tele suena mejor en la boca de cualquiera.
esto es contagioso, ¿o qué?... ¿pues no está la recién muchachada alquilada en el piso de arriba haciendo agujeros con un taladro y dando golpes con un martillo?...
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