Pues eso: nada que contar. Mitad de agosto, unos dolores de cuello-espalda que me tienen frito, un trombo en la pierna de Patry, una casita de pueblo en perspectiva, y Santander a la vuelta de la esquina. La tercera parte de Milenium infumable y eterna, las carreras suspendidas por el momento. Una continua sensación de ensoñación y una apatía generalizada e invencible. No me gusta dejar pasar los días así: gastándolos en vez de disfrutarlos. ¡Pero es lo que hay!
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1 comentario:
La nada casi se devora el mundo de La Historia Interminable. La nada es un abismo.
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