
El subidon, el vertiginoso salto de espaldas hacia el pasado (como cuando en el cine el malo sale despedido hacia atrás después de recibir el trabucazo en pleno pecho que le propina Stallone), la caída al abismo decía, se produjo cuando esta mañana, con un saca puntas de lápiz de ojos, me puse a sacarles punta. Ese hecho trivial , tantísimas veces repetido de manera casi inconsciente en la infancia, sin ninguna importancia vital, esas maderas terminadas en puntiagudos colores me inundaron repentinamente la cabeza, golpeándome con olas de sensaciones olvidadas y de recuerdos de colegio, de compañeros de pupitre, de tiza y borrador, de escuadras, cartabones y transporta ángulos, de circunferencias, radios y diámetros... Aveces un olor, una canción, una palabra, o una imagen nos transportan tan nitidamente a un pasado remoto que creíamos extinguido, que nos hacen dudar del inexorable paso del tiempo, y plantearnos la posibilidad de que ambos momentos convivan en dos dimensiones paralelas que jamás llegan a tocarse.
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2 comentarios:
Ay Mazinguercito... tienes que continuar escribiendo porque transmites
(qué soso tildado de cursi resulta este paisaje bucólico)...
Me provocarte un montón de recuerdos y sensaciones. Muchas gracias. Sigue escribiendo por favor.
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