jueves, 6 de noviembre de 2008

AYER SOÑE CONTIGO

Fue fantástico. Me llamabas por teléfono, igual que aquel día que me llamaste a la oficina para despedirte antes de irte a Asturias y yo no estuve al nivel. Ni tan siquiera supe escuchar entre palabras (o leer entre lineas) el autentico motivo de tu llamada. En el sueño, me llamabas otra vez a la oficina y me hablabas muy bajito, volvías a avisarme de tu marcha. Pero esta vez yo te rogaba que no te fueses. Me daba vergüenza expresarte mis sentimientos, pero aún con todo trataba de hacerte ver lo que significabas para mí. Esta vez no iba a cometer el mismo error, te volvía a tener. No podía dejarte ir de nuevo. Habías vuelto de la muerte y era tan maravilloso escucharte... Tu voz sonaba tranquila, dulce, pero con el timbre indudable de la determinación. La decisión estaba tomada. Mi sufrimiento crecía por momentos, enroscándose alrededor de mi pecho. La pena me ahogaba. Volvió en el sueño la casa de Grao. Como siempre con dos plantas, o tal vez tres si contamos el ático. Casa aislada, semi derruida, con escaleras desvencijadas de madera. Tan entrañable y a la vez tan irreal, tan poco parecida a la autentica.
Durante un rato fui inmensamente feliz oyendo tu voz y sabiendote viva (aunque era consciente de que volverías a morir porque no consentirías en dejar de fumar, pese a ser tu también consciente de tu próximo final), después, a tu partida el dolor me quebró el alma. Desperté añorante. Necesitado de tu amor. Vuelve por favor otra vez esta noche a mis sueños. Te espero.

1 comentario:

gloria dijo...

Precioso rodrigo