jueves, 30 de octubre de 2008

TORMETA DE PALABRAS

Es sólo eso. Una tormente de verano. Repentina, inesperada, torrencial, casi brutal. Cae porque debía caer. Impredecible. Originada por algún lejanísimo batir de alas. Breve, pero de una intensidad exagerada. Purificadora.

Escribir, arrojar todo fuera con furia, salpicando. Darle la vuelta a mi interior como a un chubasquero reversible. De un tirón, sin pensar, dejandóme llevar. Algo convulsivo, vital, reflejo. Puedo llegar a sufrir algún pequeño desgarro, pero sería un mal menor. Necesito expulsar mucha mierda, demasiada. Escupir el miedo, la soledad, el terror ante la vida, la derrota, el desengaño, la decepción. Respirar, respirar, respirar. Respirar agitadamente, queda para otro momento la respiración lenta y relajada de la meditación. Ahora necesito -exijo- aire a bocanadas a borbotones, directo al fondo del pulmón, que me llene, que rebose. Oxigeno, vida, alma. Los dedos se quedan cortos, no teclean a la velocidad requerida. No pensar, escribir, teclear, solo eso. Sin pretensiones. Como cura, como terapia, sin finalidad alguna. Sólo eso: escribir.

Ya. Ya va pasando. Ya. Mejor. Si. Mucho mejor. Donde va a parar. Sólo me faltaría salir fuera a la calle y dejarme mojar por esta fina lluvia. Mi gozo en un pozo. Acaba de entrar un payaso y jodió todo lo que yo había avanzado. Necesito descargar nuevamente toda mi ira. ¿Por qué este odio tan visceral?. No me gusta. No. Definitivamente no. No me gusto. Otros días no me gusta el mundo y sólo me gusto yo. Contradicción en estado puro.

Una puta verdad. Sólo una. Por favor... Un guión. Un modelo de conducta. ¿Como acertar?.¿Merecería la pena acertar siempre?. Que le den por culo a todo. Ya esta: ya lo dije. En paz. No hay nada como dejarlo salir, exteriorizarlo. No hay nada malo en ello. Deberíamos hacerlo con más frecuencia. En nuestra intimidad, pero con el corazón abierto en canal, manando pus, dejándolo brotar libre, sin tiritas ni vendajes. Hasta empaparnos en bilis. Una vez exhaustos es el momento de la ducha. De acompasar la respiración. De permitir a la razón poco a poco volver a tomar posesión de sus dominios.

Sale el sol, se retiran las nubes. Pasó la tormenta. ¿O no?.

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