domingo, 4 de octubre de 2020

HAY UN PIÑA DEBAJO DEL MAR.


Paco se enamoró. Ni más ni menos que otros. Se enamoró y se casó. Poco después (más bien, muy poco despues) ella le fue infiel. Paco se enteró y se le cayó el mundo encima. Ese invierno Paco se separó. Paco anduvo desnortado vagando por las calles de barrio en barrio. No sabía lo que buscaba. Vió un estudió de tatuajes. Lo tuvo claro y entró. Salió de alli con un tatuaje en su pierna izquierda. Paco se tatuó a Bob Esponja a todo color. Era el Bob Esponja de "turutu, tururtu, turutu,,,", cuando Bob Esponja se pone el mundo por montera, no entiende nada, parece medio bobo y se rie hasta de su sombra.

Ese verano Paco fue de vacaciones a Benidorm. Pasenado por la playa vió una pierna tostada por el sol. La pierna, era una de las dos que tenía Marta. Era la pierna derecha. Tenía un tatuaje. Marta se había tatuado hacia tres meses a Patricio en colores bien chispantes. Era Patricio en toda su insondable simplicidad. Tatuarselo fue la respuesta de Marta ante un abandono inesperado.

Hoy domingo, Paco acaba de regalarle a Marta la colección completa en DVD de Bob Esponja porque hoy celebran su decimo aniversario.

1 comentario:

MATT POR EL PLANETA dijo...

CVuanto de cierto hay en todo eso, la gente, pasa los duelos de distintas maneras, a uno les da por hacerse los locos y coger una bici, a Paco le dio por tatuarse a BOB a otros por escribir canciones y blogs y a los mas los mas desastrosos se les ocurre enamorarse de nuevo .
PRECIOSA ENTRADA. El mundo por montera es lo que hago todas las mañanas
PACO también