Nosotros
bien. Yo en particular vivo como un Principe. Por las mañanas suelo
irme a correr hora y cuarto u hora y media, tempranito, disfrutando de
los campos que están más verde de lo que
nunca lo están por esta época (y no es una apreciación subjetiva por eso
de que ahora con lo del virus valoramos más las cosas, no. Están como
nunca han estado por estas fechas) o si no con la bici hasta casi
Carcedo y al volver paro en la Cartuja, me siento
en el crucero de la puerta y flipo durante un buen rato (esta mañana por
ejemplo casi se me pasa la hora del toque de queda para los
deportistas), no suele haber nadie y si llega alguién yo creo que los
asusto y se van rápido. El lugar es mágico, siempre me
gustó, pero estos días es la rehostia. Pinos, hierba y pájaros. Nada
más. Paz en estado puro ¡de flipar!.
Algunos
días voy por la mañana (si no corro), otros (los que corro) por la
tarde, pero trato de no perdermelo. Riete tú de la Meditación
Trascedental, la Respiración Conectada Consciente, el Reiki, el Yoga, el
Mindfullness y el Coño la Vela... Alli sentado,
me falta el cafelito (igual también un pan tostado con aceite) para
alcanzar el Nirvana (siempre pedimos más, la puta condición humana. Pues
venga, va: un tema de Julito también.... No, mejor no. Quito a julito y
dejo a los pájaros -sin que sirva de precedente
eh? y negaré siempre haber escrito esto sobre el Gran Maestro versus los
gorriones y las alondras).
Luego
vuelvo a casa desayuno, me peleo con los correos de trabajo, las
llamadas de los clientes, que no es despectivo el comentario, pero si ya
en persona con lo despistado que soy y la poca memoria que tengo los
confundía, ahora por teléfono no me aclaro
de quién es quién ni de que puñetas quieren y además todos quieren la
pasta de los "boletos" y están las compañías aéreas como para devolver
un euro si no tienen ni un clavel...
Si
hay que ir al súper voy con mi carrito de la compra (que nos regaló el
otro día mi suegra), comemos -un par de copas de Carmelo Rodero-,
siestecita, un rato más de mails de cancelaciones, paseo con Brunete,
después si toca paseo en bici, canasta con cerveza
(te juro que de cien partidas la vapuleo en noventa y siete, no se como
todavía tiene ganas de jugar...). Disfrutamos de la casa y sobre todo de
las vistas (es más divertido mirar por la ventana que ver la tele, en
el barrio nos van llamar "la vieja del visillo"
pero nosotros sin visillos ni estores ni cortinas). Cenamos, vemos una
peli, a la cama a rezarle y contarle el cuento a Brunete y colorín
colorado.
Tú
dirás. Ni el Principe Felipe en sus mejores tiempos, ¿que no?.
Ahora...: no me preguntes por la ansiedad ni por cuantas horas duermo y
la calidad del sueño. Eso para otro día que me está quedando una mail
muy de dar envidia en plan: "que tío asqueroso, como
vive de bien el muy capullo sin comerlo ni beberlo..."
Ahi es nada Chusita. Sí, a ver si un día de estos paseando nos tropezamos, mira que me encuentro con gente, pues contigo nada...
That´s all folks! Besitos.
Koky
1 comentario:
Nunca fue oro todo lo que “reducía”
Me alegro de tu buena cuarentena
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