UN TRIANGULO NUNCA SERA UN CIRCULO.

Hay un juego de niños compuesto por piezas de plástico de distintas formas y colores, en el que hay que encajar cada figura en su molde correspondiente, el cuadrado en el cuadrado, el triángulo en el triángulo, el círculo en el círculo... Se ve que yo de crío o no lo tuve, o nunca llegue a completarlo. A diario me rompo la cabeza tratando de encajar, pero a pesar de mis esfuerzos no logro adoptar la forma necesaria. Bien es cierto que a los quince tenía más definida mi "forma geométrica" que hoy con treinta y ocho...
Ya me cuesta suficiente esfuerzo tratar de saber quién coño soy y que pinto aquí, a que grupo pertenezco (por la mañana me veo marcados rasgos de triángulo, pero hay noches que me siento un circulo orondo y rechoncho), como para encima dejarme los cuernos en tratar de ser como los demás para ser aceptado. Todos, en el fondo, nos definimos como diferentes, extraños, raros, (aunque realmente lo que queremos decir es que somos "especiales", que viene a ser lo mismo, pero con un toque de distinción). Y a la vez queremos ser aceptados. Cuando estamos rodeados de un determinado ambiente predominante, inconscientemente tratamos de adaptarnos, de mimetizarnos para disfrutar de una rápida integración. Yo, de siempre, he sido un autentico inepto en ese campo. Y no soy un inadaptado, en ellos hay algo de actitud voluntaría, de opción personal. Lo mío es bastante peor, es involuntario y menos estridente, pero más doloroso.
No hay manera. Es inútil. Cuanto más lo intento más conciencia tomo de que soy un triángulo en un mundo de círculos.

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