
Antonio José Bolivar Proaño es uno de esos pocos e inolvidables personajes que por entrañables, consiguen hacerse querer como si fueran parte de tu familia y que te hacen desear haber conocido a tus abuelos y que ellos hubiesen resultado ser tan humildes, carismáticos y humanos como el viejo que sólo se calzaba su dentadura postiza, desenvolviendola de su pañuelo, si tenía que comer o hablar con alguién.
En este caso la brevedad no resulta ser virtud, porque cuando paladeas cada palabra, cuando disfrutas cada frase, e incluso relees paginas completas sólo por el placer, casi físico, que te produce y el libro solo tiene ciento treinta y cinco, echas de menos que Sepulveda no se decidiese por un tocho tipo sueco de los que se estilan ultimamente.
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1 comentario:
El título de por sí ya es una maravilla.
Pensé... ¡un hombre romántico! ¿Por qué las mujeres creemos que los hombres no tienen corazón? ¿Será verdad?
(el detalle de llevar envuelta la dentadura es todo un aliciente)
Habrá que pedírselo a los RRMM
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