¿Quién no ha dado nunca un traspiés?. ¿Hay entre los presentes algún guapo que nunca haya hablado más de la cuenta?. ¿Se sabe de alguien que nunca se haya arrepentido de alguno de sus actos u omisiones?...
En esas andamos todos. Tratando de no perder el paso. Trastabillando. Lanzándonos a veces a pequeñas carreritas que nos dejan sin resuello. En ocasiones cojeando. Pero tratando siempre de mantenernos erguidos con una mínima elegancia en la postura o al menos intentando resultar atractivamente desgarbados. Avanzando a saltitos, con los pies juntos. Cruzando pequeños charcos con la misma audacia en la mirada que si atravesásemos el Atlántico en canoa. Haciendo de nuestros afanes proezas extraordinarias. Escribiendo y dando tipex a nuestra mitología particular. Sufriendo la contingencia del discurrir de los días y disfrutando de ella (leyendo a Landero).
Y levantándonos. Siempre levantandonos. Levantándonos eternamente en un ejercicio sin finalidad ni fin.
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